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Posts Tagged ‘Malí’

Guerra en Africa.

January 17, 2013 Comments off

Francia se ha lanzado al ataque en Mali. La operación, bautizada “Serval” por un felino salvaje africano, comenzó el 11 de enero. La razón para recordar la fecha de inicio del ataque es que ella será uno de las pocas certezas sobre la marcha del conflicto. Nadie puede vaticinar cuándo ni cómo concluirá.
El Presidente galo François Hollande advirtió que el despachó de aviones Mirage, helicópteros artillados y tropas de combate será “por el tiempo que sea necesario” y agregó que “los terroristas deben saber que Francia siempre estará allí”. París considera que la ocupación del norte de Mali por fuerzas islámicas yihadistas representa un peligro para sus intereses en Africa y que puede incluso dañar a Francia. Estados Unidos y Gran Bretaña comparten esta visión y ya brindan apoyo logístico y de comunicaciones. Se han abstenido, sin embargo, de comprometer tropas pese a que señalan a Mali como un potencial segundo Afganistán.
Mali, con 15 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo y está dividido en dos regiones. El sur fértil bañado por el río Niger y el norte desértico habitado por las tribus tuareg que suman unos 1,2 millones de individuos de la etnia bereber, agrupados en cientos de tribus nómades que circulan por el sur de Argelia, Libia, Malí, Níger y Burkina Faso, con sus ganados de cabras y camellos. Los tuareg nunca aceptaron las arbitrarias fronteras trazadas por las potencias coloniales. Tampoco mostraron mayor respeto por los estados que emergieron tras la independencia. Ahora, sin embargo, la ancestral lucha de los tuareg es liderada por el grupo islámico salafista Ansar Dine que considera a las diversas ramas del Islam como impías. Sandá Ould Bou Amama, el líder del Ansar Dine, es explicito sobre la materia: “Vamos a arrasar con todo. Y habremos terminado pronto. No hacemos más que aplicar la sharia”. El salafismo, que en árabe significa compañeros (en este caso, del profeta Mahoma), desde mediados del siglo XIX predica el regreso a las tradiciones ancestrales. Ello en un rechazo al colonialismo europeo que le impuso al mundo árabe su cultura e ideología.

En los inmensos espacios desiertos del norte del país los tuareg salafistas han unido fuerzas para proclamar la independencia de lo que denominan el Estado Azawad, que por el momento incluye la emblemática ciudad de Tombuctú y Gao, declarada la capital. Numerosos tuareg sirvieron en las fuerzas armadas de Muamar Gadafi en Libia. Luego de su derrota a manos de la OTAN, en octubre de 2011, muchos volvieron armados a sus tierras y han logrado consolidar una fuerza entrenada de unos seis mil efectivos.
Hollande, pese a proclamar que terminaría con las clásicas intervenciones militares africanas de su país, inicia una aventura bélica de destino incierto. La gran superioridad bélica de los invasores les brinda una ventaja inicial. Ya está en camino una fuerza de unos tres mil efectivos de diversos países africanos que deben combatir junto a las fuerzas armadas de Mali. Cabe dar por descontado que los tuareg con un conocimiento inigualado del terreno hostil se replegarán y lanzaran contraataques. Puede ser el comienzo de una larga y sangrienta guerra que algunos ya motejan como un segundo Afganistán, en el sentido de una guerra de más de una década donde los insurgentes nunca son derrotados.

El debate sobre el mundo en que vive EE.UU.

October 23, 2012 Comments off

Los aspirantes presidenciales cerraron el ciclo de tres debates televisados. El Presidente Barack Obama  fue, según los sondeos,  el vencedor del último round.  La mala noticia para el mandatario es que la mayoría de sus compatriotas no está interesada en un análisis, a lo largo de una hora y media,  sobre lo que ocurre en el mundo. El gran público, claro, quieren saber si han vencido o perdido las guerras en Irak y Afganistán. Viene al caso recordar a Ambrose Bierce, el escritor estadounidense que con su típico humor lacerante, señaló que: “La guerra es el método de Dios para enseñarle geografía a los norteamericanos”.  Pero el asunto tiene límites. Cuando el aspirante Mitt Romney  señaló que fundamentalistas islámicos han ocupado el norte de la república africana de  Mali el grueso de las audiencias quedó en blanco. En rigor lo mismo vale para el resto del mundo.

El dilema de un debate sobre temas internacionales es que los candidatos hablan, por supuesto, para sus votantes. Pero deben hacerlo con atención al impacto internacional de sus palabras.  Aunque resulte paradojal Obama asumió, en diversos temas,  posturas más duras que su contrincante republicano. Romney buscó zafarse de su imagen guerrerista y de halcón a cambio de un tono conciliatorio y centrista. Repitió que deseaba la paz, por encima de todo,  y en  particular  buscó aplacar los temores de los chinos. Subrayó que los consideraba socios y que aspiraba a  relaciones armónicas. Esto después de una campaña en que presentó a China como una amenaza para Estados Unidos.

En muchos puntos el Presidente y su rival coincidieron en la continuidad de las políticas vigentes. Ello ya representa una victoria para el actual gobernante.  El objetivo de Romney bien puede haber apuntado a ganar credibilidad antes que brillar por su originalidad, algo que estuvo notoriamente ausente. Uno de los errores conceptuales  del retador fue reclamar por el decreciente número de buques de la armada. Señaló que era partidario de expandir la US Navy. A lo cual Obama retrucó con ironía que en la Primera Guerra Mundial  el país contaba con más caballos y bayonetas. Así demolió el simplismo de definir el poder en términos numéricos. Lo que importa, desde una perspectiva estratégica, es para qué conflicto se prepara un país. Los números no son tan relevantes como el poder de cada unidad.  Y esto último fue subrayado  por el mandatario que buscó retratar a su adversario como un hombre del ayer  y desconectado del mundo  espetándole  a Romney: “Cuando habla de política exterior usted parece querer importar las políticas exteriores  de los años 80, al igual que las políticas sociales de los 50 y las económicas de los años 20”.  En definitiva,  los electores suelen juzgar a los candidatos más que por lo que dicen por la confianza que les inspiran.

 

El peligro salafista.

July 11, 2012 Comments off

Tombuctú ha entrado a la lengua castellana como sinónimo de un lugar recóndito. La ciudad en el norte de Malí, país situado en la región del Sahel o la amplia franja  que separa las arenas del Sahara de las regiones meridionales, fue escenario de combates y ahora vive una pesadilla. Finalmente,  los tuareg salafistas expulsaron a las tropas del gobierno maliense y ejercen en todo el norte del país la ley islámica,  la sharia.  El fanatismo salafista ha llevado a la destrucción del patrimonio cultural de una de las grandes culturas africanas que data del siglo XIV, en especial en lo que toca a su tradición escrita y arquitectónica.  Hoy son quemados documentos del mayor valor histórico y son demolidos monumentos que forman parte del patrimonio de la humanidad.

Los tuareg suman unos 1,2 millones de individuos de la etnia bereber, agrupados en cientos de tribus nómades que circulan por el sur de Argelia, Libia, Malí, Níger y Burkina Faso, con sus ganados de cabras y camellos. Los tuareg nunca aceptaron las arbitrarias fronteras impuestas por las potencias coloniales. Tampoco han mostrado mayor respeto por los estados que emergieron tras la independecia.  Ahora, sin embargo, la ancestral lucha de los tuareg es liderada por el grupo islámico salafista  Ansar Dine que considera a las diversas ramas del Islam como impías y acreedoras a la destrucción de sus reliquias históricas.  Sandá Ould Bou Amama, el líder del Ansar Dine, es explicito sobre la materia: “Vamos a arrasar con todo. Y habremos terminado pronto. No hacemos más que aplicar la sharia”.  El salafismo, que en árabe significa compañeros (en este caso, del profeta Mahoma), desde mediados del siglo XIX predica el regreso a las tradiciones ancestrales. Ello en un rechazo al colonialismo europeo que impuso en el mundo árabe su cultura e ideología. El analista francés Gilles Kepel describe a los salafistas: “Son, en el sentido propio, los ‘integristas’, hostiles a toda innovación, descrita como ‘interpretación humana’. El proceder  de los salafistas recuerda a los talibanes  en Afganistán que en marzo de 2001 dinamitaron los famosos budas gigantes, algunos de 55 metros, esculpidos en roca en Bamiyán. Los integristas argumentaron que la demolición respondía a los preceptos religiosos que prohíben toda reproducción del cuerpo humano.

En lo que toca a los habitantes Tombuctú el terror es generalizado. Un testigo narró que la gente salió proteger los monumentos históricos entre los que se contaban mezquitas. Ante esto  “los salafistas dispararon con sus kalachnikov y nos amenazaron con degollarnos si nos interponíamos”. La consolidación de Ansar Dine en el norte de Malí y otros países de la región ofrece un “hinterland” o retaguardia segura para una serie de organizaciones islamistas que han hecho suyo el método terrorista. Así constituyen una amenaza para las poblaciones locales por su violenta intolerancia y a nivel internacional por sus vínculos con grupos yihadistas.