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El ataque del corona virus

March 23, 2020 Comments off

es un decir que la victoria tiene muchos padres en tanto que las derrotas son   huérfanas. Con las epidemias aplica la misma lógica; son huérfanas  pues nadie quiere cargar con las muertes y el caos.  Pero abundan los que se atribuyen las curas.  Es lo que ocurre con el coronavirus, más precisamente el Covid-19. Por el momento no hay remedio ni vacuna  y todos rehúyen su paternidad. El Presidente Donald Trump habla de un “virus chino” que ataca a los Estados Unidos. Un enemigo invisible al que ha declarado la guerra.  En China, donde emergió la epidemia en noviembre del año pasado,  les ha valido sufrir agresiones  de “sinofobia” en la medida que son identificados con el mal. A comienzos de marzo Zhao Lijian, un vocero del ministerio de Relaciones Extranjeras, tuiteó que podría “ser el ejército de Estados Unidos” el que trajo el virus a China. Ello, según Zhao, ocurrió en la segunda mitad de octubre cuando unos trescientos uniformados estadunidenses participaron en los Séptimos  Juegos Militares Mundiales realizados en Wuhan, el epicentro del estallido de la actual pandemia. Al evento asistieron  más ocho mil atletas provenientes de  92 fuerzas armadas, incluidas las de Chile que se situaron en el puesto 48. Según la teoría que ha circulado profusamente en redes sociales chinas, incluida la popular Weibo, algunos de los uniformados  estadounidenses  traían consigo el virus.   En las versiones no se aporta  información concluyente que así fuese. Podría ser un caso más de “infodemia” como se ha llamado a la avalancha de informaciones falsas sobre la epidemia. Más, como ya es sabido, cada cual cree lo que quiere creer.  El Covid-19 es, en todo caso,  materia prima de excelencia  para todo tipo de especulaciones y teorías conspirativas. Causa pavor  y poco se sabe aún sobre las características de la pandemia que compromete a la casi totalidad de los países del mundo. Así, cada cual puede desarrollar la narrativa que mejor le acomode.

Un temor atávico.

El empeño por eludir el sambenito de la responsabilidad de la pandemia yace en el subconsciente colectivo. Allí perduran  las cicatrices de las pestes que han amenazado la existencia humana. La más siniestra fue la «Peste Negra» que recorrió medio planeta desde China hasta Europa cegando a alrededor de 75 millones de vidas. Entonces, para el 1350, el mundo era habitado por 370 millones de individuos. Los estragos aceleraron el fin del sistema feudal.

En tiempos más recientes  se han registrado  diversos tipos de  influenza  que pueden mutar rápido. Fue el caso del virus que mató a decenas de millones: la «Gripe Española», una influenza aviar, que apareció en 1917   pasando de aves a humanos. La primera ola  causó pocas fatalidades. Sin embargo, solo pocos meses más tarde reapareció el virus recargado, por así decirlo, y devastó Europa.  Se estima unos que 50 millones sucumbieron a sus fiebres y daños al sistema respiratorio. Los estudiosos que analizaron el comportamiento del virus concluyeron que en su primera versión no se adaptó bien al cuerpo humano. En la segunda ronda pudo superar con mayor facilidad las defensas y destruyó vidas en todos los estratos de la sociedad: niños, adultos sanos y robustos así como ancianos.

Desde entonces los epidemiólogos siguen con la mayor atención la evolución de los patógenos agresores  En la era de la globalización ningún país es una isla. John Oxford, un virólogo inglés, advierte que: “No importa donde empiece la pandemia pues estará ante nuestras puertas…Nadie puede decir que ese no es su problema”.

Estrategias.

El avance del Covid-19 ha revelado distintas estrategias para confrontarlo. En su paso ha mostrado las fortalezas y debilidades de los países afectados. En primer lugar está China que ha sufrido el mayor impacto. La debilidad de Beijing radicó en su negativa en reconocer el brote infeccioso desde el primer minuto. El 30 de diciembre el doctor Li Wenliang advirtió de un nuevo tipo de coronavirus. Las autoridades lo sancionaron por “hacer comentarios falsos …que alteraban seriamente el orden social “. Las autoridades de Wuhan dijeron que “no había evidencia que el virus se transmitía entre personas”. La burocracia no quería  saber de amenazas a la estabilidad. Al cabo de unas semanas, sin embargo  el gobierno debió admitir que Li estaba en lo cierto. Pero para el médico denunciante hubo poco consuelo pues murió del mal que detectó. China perdió precioso tiempo en la prevención del virus pues se estima que pudo prevenir más de 60 por ciento de las muertes.  El  gobierno hizo un tardío mea culpa pidiendo disculpas a la familia del doctor Li, además de castigar a los funcionarios que lo  cuestionaron.

Superado el traspié inicial China mostró su fortaleza que radica en una formidable capacidad de movilización sanitaria y la disciplina de la población. Una vez  aceptada la gravedad de la crisis las  autoridades focalizaron los recursos del país al combate de la epidemia. Para ello no se fijó en  costos y  paralizó buena parte de la actividad económica nacional. No escatimaron en exámenes gratuitos  para la detección del mal y habilitaron millares de camas para cuidados intensivos.

Corea del Sur ha sido hasta ahora uno dc los países que, con gran número de enfermos, ha conseguido franquear mejor el reto. La clave ha estado en la rápida aplicación de exámenes  para la temprana detección de los infectados. Esta es una condición determinante. Solo es posible combatir a un enemigo si se sabe dónde está y así dirigir el esfuerzo a los puntos críticos. Seúl aprovechó su gran  desarrollo tecnológico para cubrir grandes masas de personas susceptibles de ser contagiadas. El gobierno dispone de un avanzado sistema de big data que integra la información de cada ciudadano. Sus viajes, historial médico, trayectoria laboral  y educativa, en fin un registro completo que permite diagnosticar cuales son los sectores más expuestos.  Un banco de datos muy invasivo para  la privacidad de las personas pero que resultó efectivo para la coyuntura actual.

Un ejemplo de ello es que, a pesar de que Estados Unidos y Corea del Sur anunciaron el mismo día el primer caso de coronavirus en sus respectivos países (20 de enero), después de  un par de semanas Estados Unidos había examinado a 4.300 personas. Corea del Sur, en cambio, aplicó el test a 196.000.

El ministerio de Salud surcoreano, fijó  como objetivo contar con  una amplia red de diagnóstico y reducir la tasa de mortalidadSu ministro de salud   Park Neunghoo  señaló que: “Detectar el virus en sus etapas  tempranas es fundamental para poder identificar a las personas que lo tienen y de esa forma poder detener o demorar su expansión”,

China y Corea del Sur son ejemplos, con distintos sistemas políticos, de estados poderosos con fuertes sistemas de control social.   Muchos países asiáticos comparten una cultura confuciana que pone el interés colectivo sobre el individual así como la obediencia a la autoridad.  El cuadro contrasta con la situación de la Unión Europea en el cual los 27 países que la integran  no  han podido diseñar una respuesta conjunta. La solidaridad  entre sus miembros ha brillado por su ausencia.

 

Gran Bretaña, que está en pleno proceso Brexit,  abrazó la teoría de la “herd immunity” (inmunidad grupal). Ella parte de la base que la mayoría de los británicos se contagiará con el Covid-19. Entonces no es  cuestión de eludir lo inevitable sino que de administrar los tiempos de avance de la pandemia. Esto es asegurar que los volúmenes de infectados ocurra en  periodos extensos  para no avasallar al sistema público de salud.  Alemania adoptó una visión similar. La canciller Angela Merkel,  dijo que no era una cuestión de aislarse sino de encontrar la manera de no desbordar el sistema de salud. Merkel advirtió que hasta 70 por ciento de los alemanes, unos 56 millones de personas,  podrían contraer el virus. Por lo tanto la estrategia apuntó, en palabras de Merkel,  a “ganar tiempo”. El grueso de la población superaría el mal mientras  que los grupos de personas más vulnerables, como los mayores de 65 años, recibirían  una protección especial.  Tanto Londres como Berlín modificaron su enfoque original para adoptar drásticas  políticas de aislamiento y distanciamiento social, entendido éste último como una reducción del 75por ciento de las interacciones de un hogar con el mundo exterior: colegios, lugares de trabajo y otras actividades.

En Estados Unidos  al comienzo de la expansión del Covid-19  el  Presidente Donald Trump estaba más preocupado por el desempeño  de la bolsa de valores que la salud sus compatriotas. En una retahíla de tuiters  desestimó la amenaza de la pandemia, cuestionó el consejo de los científicos  y politizó el debate sobre cómo enfrentar la amenaza. Uno de sus mensajes: “Los Medios de las Fake News y sus socios, el Partido Demócrata, hacen  lo que pueden  dentro de su semi-considerable poder (solía ser mayor!) para inflamar la situación del CoronaVirus mucho más allá  de lo que los hechos permiten”. En opinión de Trump la incipiente epidemia no era más que una nueva versión de las gripes que cada año afectan al país. Incluso ya avanzado el contagio, con decenas de miles de infectados, Trump señaló a finales de marzo que la economía  era su  prioridad : “No podemos permitir que el remedio (la cuarentena) sea peor que la enfermedad”. En un escenario optimista en que solo  20 por ciento de los estadounidenses contraigan  el virus, con una tasa moderada  de letalidad de 0,5 por ciento, se registrarían 327 mil muertes. Nueve veces más que las ocasionadas por las influenzas habituales.

A la inversa de Corea del Sur en Estados Unidos se aplicó un sistema lento y defectuoso para los diagnósticos. El doctor Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas señalo que:  “El sistema (para confirmar nuevos casos) no está realmente orientado a lo que necesitamos en este momento, a lo que se está requiriendo. Eso es un fracaso. Admitámoslo”. Tras severas críticas se comenzó con exámenes gratuitos para detectar las infecciones

El sistema de salud estadounidense, el más caro el mundo, tiene a más de 27,5 millones personas  sin  acceso a seguros de salud. Ello augura  que muchos que  requieran tratamiento no acudan a los hospitales por  los elevados costos. La cuarta parte de la población laboralmente activa del país no tiene acceso a días de enfermedad remunerados. Desde que Trump asumió, en 2016, recortó  los fondos para la prevención de pandemias. Ello como parte de su política de desmantelamiento de la salud pública en beneficio de la atención privada.

El futuro

La historia enseña que los grandes desastres como las guerras y  pandemias impactan profundo en las sociedades. Es difícil anticipar que  consecuencias de largo plazo dejará el Covid-19. Será diferente hasta cierto punto en cada país pero desde ya se aprecia un debate sobre el papel del Estado. A medida que avanza el virus son los servicios de salud pública y los gobiernos los que deben afrontar la crisis. En España, Gran Bretaña y otros países el sector público ha tomado ha tomado control de la salud de  manos privadas. Boris Johnson, un arduo defensor del sector privado y la reducción del Estado, aparece en sus conferencias de prensa tras un atril en el que se lee: Pprotejamos el Servicio Nacional de Salud (Protect the NHS). Algo impensable hace algunos meses cuando se habló de desmantelarlo como parte de las exigencias de Washington para la firma de un acuerdo de libre comercio. A medida  que la pandemia golpee a las sociedades latinoamericanas la salud, y como es administrada, pasará a la cabeza de las agendas nacionales.

Todos los países sufrirán severos reveses económicos. Se anticipan tasas de desempleo que oscilan entre 20 y 30 por ciento. Vienen tiempos recios.  Ello abrirá el debate sobre como enfrentar el peso de la crisis. En Estados Unidos Elizabeth Warren, senadora y ex candidata presidencial, propone que los ejecutivos cuyas empresas vulneren la ley respondan de manera personal, que se incorpore a trabajadores a los directorios de las compañías, ambas demandas que hasta ayer tenían poca audiencia.

 

Algunas tendencias que venían en pleno desarrollo se agudizarán: el teletrabajo, el comercio electrónico, el aprendizaje a distancia, la telemedicina y otras formas de relacionamiento remoto. La creciente automatización reforzará la perdida de contactos personales en un gran rubro de actividades. La lista de empleos que afectados así como el declive de numerosas industrias es larga. Pero como se dice en la jerga periodística: es una noticia en desarrollo.

Gran Bretaña encalla frente al Brexit.

November 15, 2018 Comments off

 

Los británicos están enfrentados a su peor enemigo: ellos mismos. El propósito de abandonar la Unión Europea (UE)  divide en forma brutal al Reino Unido. La decisión de romper lazos con la asociación de 27 países fue adoptada en el referendo de junio del 2016. El margen entre los partidarios del Brexit y los que querían mantenerse en la UE fue estrecho: 52  por ciento a favor de la salida  y 48 por ciento por quedarse. El grueso de los  voto por el abandono  correspondió a los ingleses contrarios al proceso de globalización y con menores niveles de estudios. Los escoceses y  los norirlandeses, en cambio,  votaron  por pertenecer a la UE.

Los británicos siempre han mirado con cierto recelo a los europeos, a los que denominan continentales. En el siglo XIX lucharon y derrotaron a la Francia de Napoleón. En el siglo XX hicieron otro tanto en dos guerras mundiales contra Alemania y sus aliados. Pare evitar nuevos choques sangrientos tras la última conflagración  Francia y Alemania lideraron el proceso que culminó en la UE. Londres observó este desarrollo  desde la distancia y solo se unió tras agrios debates en 1973. Ya de entrada hubo considerable resistencia por parte de quienes consideraban que el país renunciaba a su plena libertad acción. Ello, sin duda, era cierto pues el ingreso a una institución con normas obliga a acatarlas. En el caso británico gravitaban además los compromisos con sus ex colonias que conforman la Mancomunidad de Naciones (la Commonwealth). Por otra parte Gran Bretaña se ve a sí misma como una nación Atlántica, equidistante políticamente entre Europa y Estados Unidos. Con frecuencia ha primado la “relación especial” que une a Londres con más fuerza a Washington que a alguna capital europea.

Es llamativo que Londres bajo la conservadora Margaret Thatcher y en Washington con  el republicano Ronald Reagan, en la década de los 80 fueron los grandes impulsores del auge del neoliberalismo. Ambos iniciaron la gran cruzada por las desregulaciones, el libre comercio y la reducción del Estado. Hoy Estados Unidos, bajo Trump, opta por el proteccionismo encapsulado en la consigna de “América primero”.  El Brexit es su equivalente en términos de un nacionalismo nostálgico de días de gloria pasados.

Un rasgo  sobresaliente de los británicos, a lo largo de su historia, ha sido la  claridad de propósitos en cuanto a su interés nacional. Para bien o para mal han tenido una mirada certera sobre las amenazas y como enfrentarlas. Hoy los británicos coinciden en que no recuerdan semejante división política.  El país carece de liderazgo pero no porque falten líderes. Es la fractura de la sociedad, que se reproduce en los partidos políticos y el Parlamento. Ello ha llevado a una virtual parálisis. Los empresarios, ambos lados del Canal de la Mancha,  claman por claridad sobre el futuro paras decidir sus próximos pasos. Ha pasado casi un año y medio desde el referendo que dio luz verde al Brexit y aún predomina la confusión y la incertidumbre. Está por verse si el gobierno de la Primera Ministra Theresa May sobrevivirá a la última ronda de negociaciones con la UE. La moneda está en el aire.

Armas atómicas y la “mano muerta”.

October 25, 2018 Comments off

 

Los países desarrollan hipótesis de conflicto imaginando las circunstancias más adversas. Los militares hablan del “peor escenario”. Los estados que disponen de poderío nuclear califican  estas armas como “de  última instancia”.  Tan desolador fue el panorama tras las descargas atómicas contra Japón que, pese a que  se llegó a contar con más de sesenta mil ojivas, no volvieron a ser empleadas. La acumulación de todo tipo de armas nucleares llevó a una situación calificada de “overkill” (sobrecapacidad de exterminio). Ello dio pie al principio de la Destrucción Mutua Asegurada. Washington y Moscú sabían que en una guerra nuclear no habría vencedores.

Hacia el final de la Guerra Fría, en 1987,  los presidentes Ronald  Reagan y Mijail  Gorbachov llegaron a un acuerdo para reducir los misiles  nucleares de mediano alcance, entre 500 y 5.500 kilómetros. Comenzaron por estos vectores  porque eran los más peligrosos, en términos de desencadenar una guerra, pues dejaban muy poco tiempo de reacción: apenas diez minutos. Un lapso demasiado breve para verificar si se trataba de una situación accidental o deliberada.

Gorbashov sintetizó en forma cruda el dilema nuclear: “Aún cuando un país se empeñe en la continua fabricación  de armas mientras el otro no hace nada, el bando que se está armando tampoco ganará nada. El más débil simplemente puede hacer estallar todas sus cargas nucleares, incluso en su propio territorio, y eso significará suicidio para él y muerte lenta para el enemigo. Es por eso que cualquier competencia por la superioridad es morderse la cola”.

A tal punto es cierto que las superpotencias disponen de un mecanismo llamado la “mano muerta”.  Es un sistema que aún si los centros de mando y control de un país han sido destruidos habrá una detonación automática del arsenal atómico.  El presidente Vladimir Putin   viene de reforzar la “mano muerta”: “Los agresores deben saber: la venganza es inevitable y serán destruidos”. En clásico tono autoinmolatorio ruso agregó  “Y nosotros, como víctimas de la agresión iremos directo al cielo como mártires mientras ellos simplemente morirán”.

Washington acusa a Moscú de violar el tratado.  Rusia, claro está,  lo niega. Es algo que solo pueden establecer observadores especializados. Es difícil saber si  Donald Trump, al anunciar esta semana el fin del acuerdo de limitación de los misiles intermedios, pretende volver a foja cero. O bien utiliza la amenaza, como suele hacerlo, como una carta de negociación. Si, se trata de una postura definitiva desatará una nueva carrera armamentista nuclear. Ello hará el mundo más inseguro y será un revés formidable para los esfuerzos de no proliferación nuclear. Con qué moral las grandes potencias ampliarán sus arsenales  atómicos mientras niegan ese derecho a otros. Los más nerviosos con este desarrollo son los europeos pues, de estallar un conflicto mundial, tienen grandes probabilidades de convertirse en el principal campo de batalla.  Heiko Maas, ministro alemán de relaciones exteriores, defendió el tratado señalando que ha sido “un pilar importante de nuestra arquitectura europea de seguridad”. No solo para Europa.

 

 

Gasto militar sin destino

July 12, 2018 Comments off

La meta de la Alianza Atlántica era mantener a Estados Unidos en Europa, a Rusia fuera de ella y a Alemania pequeña. Eso se dijo, entre broma y broma, cuando fue fundada la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949. La más poderosa alianza militar de la historia, creada en la emergente Guerra Fría, para encarar a sus adversarios  del Pacto de Varsovia liderado por la Unión Soviética.

Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde esos días. Ya no existe la Unión Soviética ni el Pacto de Varsovia pues todos sus miembros, salvo Rusia, se han plegado a la OTAN. En estas circunstancias cabría preguntarse  para qué sirve la  Alianza. Bueno, a menudo es más fácil crear una organización que disolverla. Por lo demás, la OTAN no tiene tropas propias bajo su mando sino que depende del aporte de sus 29 países miembros.

Con el fin de la Guerra Fría el grueso de los países europeos aprovechó el llamado  “dividendo de la paz”. Al no enfrentar estados enemigos bajaron en forma considerable sus partidas para la defensa. Pero ahora son reconvenidos por el Presidente Donald Trump que les enrostra de “aprovecharse de Estados Unidos”. Washington destina 3,5 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la defensa. Lo que dada la dimensión de su economía es casi tanto como lo que gasta el resto del mundo para el mismo propósito. Además el Pentágono tiene una exclusiva política de “poder global, alcance global”. Esto quiere decir que  puede desplegar tropas y un amplio poder de fuego, en plazos breves, en cualquier punto del planeta.

El acuerdo en el seno de la OTAN es destinar 2 por ciento al área bélica. La mayoría de los miembros, sin embargo, está por debajo de este porcentaje .destinado a la seguridad colectiva pues la organización  se rige por el principio de los  Tres Mosqueteros: “Uno para todos y todos para uno”. Eso significa que el ataque contra uno de los países miembros equivale a una agresión contra todos ellos. En rigor la OTAN dejo de ser una estructura defensiva en 1999 cuando tomó la iniciativa unilateral, sin aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y desencadenó una ofensiva militar contra Belgrado para proteger lo que consideró la población amenazada de Kosovo, una de las provincias de la antigua Yugoslavia. En julio de 2006 amplió su radio de acción en forma drástica con el envío de tropas a Afganistán.

Trump ahora insta a sus aliados a subir sus presupuestos de defensa a un exuberante 4 por ciento del PIB. Lo que el presidente estadounidense no ha dicho cuál es el propósito de semejante gasto. Ni siquiera en los momentos más álgidos de la confrontación Este-Oeste se llegó a semejantes cotas.   España ha dicho ya que no elevará su gasto y Alemania ha prometido que aumentará   su gasto bélico a 1,5 por ciento de su PIB, en 2024.  La mayoría de los países ha concluido que la posibilidad de  conflictos entre ejércitos regulares es baja. Ante este diagnóstico aparece exótica la demanda de incrementos  desmedidos. Lo que si aumenta es la distancia y tensión entre Washington y sus aliados europeos.

El Trump holandés

February 9, 2017 Comments off

En Holanda se anuncia una victoria electoral del nacionalismo ultraderechista.  Geert Wilders, motejado por la prensa como el Donald Trump holandés,  podría obtener la primera  mayoría en las elecciones del 15 de marzo. Así como Trump las ha emprendido contra los mexicanos Wilders lo hace contra los inmigrantes marroquíes. Las encuestas señalan que el Partido de la Libertad podría alcanzar el 31 por ciento de los votos y lograr 36 de 150 escaños parlamentarios.

Wilders ha ganado popularidad con la promesa de imponer estrictos controles fronterizos para frenar la inmigración, cerrar mezquitas e iniciar un proceso de deportaciones de inmigrantes que rechazan los valores nacionales o cometen delitos. Por estos valores alude a la condición cristiana del país y su carácter blanco  dominante. El año pasado Wilders fue condenado por la justicia bajo el cargo de discriminación. Ello por sugerir que expulsaría a los marroquíes del país. La condena no hizo más que incrementar la simparía pública por su postura.

Los holandeses tienen reputación de ser un pueblo tolerante. En ese sentido Wilders, a diferencia de Trump, se erige como un defensor de valores liberales. Ello frente a lo que estima es la amenaza del Islam expresada en la ley islámica conocida como la sharia .  Denuncia que ella oprime a  las mujeres y castiga la homosexualidad.   También defiende la legalización de ciertas drogas.

Uno de los puntos con menos respaldo de su plataforma es la propuesta de retirar a Holanda de la Unión Europea (UE). El país fue uno los seis estados fundadores de la UE en 1993. El Brexit, la salida de Gran Bretaña de la UE, ha sido una inyección a la vena para quienes creen que el país perdió derechos soberanos frente a Bruselas, la sede la UE, pero en realidad piensan en el poderío de Alemania. Como en otros países europeos las empresas requerían mano de obra en los años 60 y 70 y atrajeron inmigrantes principalmente de Marruecos y Turquía. En la actualidad alrededor de diez por ciento de la población es de origen  o descendiente de inmigrantes.

Aún si Wilders obtiene buenos resultados el mes entrante es improbable que pueda conformar un gobierno en el fragmentado espectro político del país. Cerca de una treintena de partidos compiten y ello los obliga a pactar en un sistema de alianzas. Todos los grandes partidos advierten que no están dispuestos a gobernar con la extrema derecha xenófoba. Pero tras el Brexit y la victoria de Trump nada queda descartado. En todo caso el auge de una sólida votación de Wilders apoyaría al facistoide y antieuropeo Frente Nacional francés encabezado por Marine Le Pen. En mayo Francia tendrá la segunda vuelta electoral para elegir al próximo gobierno galo. Si ganase Le Pen, que ha prometido abandonar la UE, la Unión quedaría en una situación de extrema precariedad. Durante mucho tiempo han primado los criterios económicos para gobernar los países. Pero está visto que la última palabra proviene de la política. Esto a través de la voz de la ciudadanía expresada en las urnas.

 

 

 

 

La era Trump

January 19, 2017 Comments off

El mundo observa atónito lo que muchos creyeron imposible. Expertos vaticinaron que Donald Trump jamás sería el candidato del Partido Republicano. Luego anticiparon que Hillary Clinton lo derrotaría. En cuanto a su estilo agresivo y errático se pronosticó que era una  postura electoral pasajera y que evolucionaría si llegase a  ganar. No fue así. En su condición de presidente electo sus tuiteos mantienen la misma irreverencia e imprevisibilidad. Ha aplaudido el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y adelantó que desea que otros países sigan su ejemplo. Así ataca de lleno a los gobiernos de Alemania y Francia, entre otros. Cuestiona a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza entre Estados Unidos y Europa que  ha sido el pilar de la hegemonía militar occidental. Amenaza a China con una guerra comercial y con impedirle el  acceso a ciertos islotes en el Pacífico Sur ocupados por Beijing. Ni hablar de México, América Latina y el Caribe  han sido advertidos que millones de personas serán deportadas. Además insiste en construir un muro en la frontera mexicana para frenar el flujo   inmigratorio. El cuadro es confuso y por lo mismo cargado de una ominosa incertidumbre.

El mayor enigma es que ocurre en las relaciones con Rusia. Trump cree en el poder duro, militar y económico, y está dispuesto a emplearlo. En el ámbito castrense solo Moscú es  capaz de amedrentar a Washington. En consecuencia un entendimiento estratégico con Rusia despejaría al mayor adversario del escenario mundial. Mejor aún sería la cooperación entre los dos países para combatir a enemigos comunes. Trump ha señalado que el yihadismo y el Estado Islámico en particular  es la mayor amenaza internacional para Estados Unidos. Rusia también ve a los yihadistas como un reto a su seguridad interior. Nada mejor que un enemigo común para sellar un acuerdo entre los tradicionales adversarios que durante la Segunda Guerra Mundial fueron aliados contra el nazismo.

Los servicios de  inteligencia estadounidenses, con la CIA a la cabeza, tienen sus propias teorías sobre la afinidad entre Vladimir Putin y  Trump pues insinúan que éste se habría beneficiado de operaciones de influencia rusas. Ello por los ciberataques a  los computadores del Partido Demócrata de Hillary Clinton. Las revelaciones  fueron filtradas a WikiLeaks  y  contribuyeron a su derrota. Además fue divulgado un memorando que alerta sobre videos en que Trump compartiría el lecho con prostitutas rusas. Hecho que lo pone en una situación de vulnerabilidad en la puede ser chantajeado con facilidad. Putin negó toda veracidad a las versiones y dijo que si bien las prostitutas rusas eran las mejores del mundo a Trump, organizador de concursos de belleza mundial,  no le faltaban mujeres hermosas.

Barack Obama deja la Casa Blanca por la puerta ancha con un sólido 57 por ciento de aceptación según las encuestas. Trump ingresa con el nivel más bajo de popularidad jamás registrado para un Presidente entrante: un mero 40 por ciento. Ello habla de un período de gracia  breve y un estrecho margen de maniobra.

 

Terrorismo y locura.

July 28, 2016 Comments off

Una sucesión de atentados ha sacudido a Bélgica Francia y Alemania. ¿Hay algo en común en estos ataques? Si lo hay, fueron perpetrados por individuos que tenían prontuarios policiales y varios además padecían de trastornos mentales. Estos rasgos, que no son categorías excluyentes, son comunes en ciertos sectores de la población. Jóvenes que han padecido privaciones y viven marginados son más proclives a cometer delitos. Entre los refugiados provenientes de Siria e Irak abundan los problemas psicológicos. Muchas personas están dañadas por la violencia, la pérdida de seres queridos, situaciones de miedo extremo además de los daños físicos sufridos. La parte más vulnerable de los humanos es el cerebro. Allí quedan alojadas heridas invisibles que pueden perdurar por el resto de la vida. Es en este ámbito donde las organizaciones yihadistas, con el Estado Islámico a la cabeza, lanzan sus redes de reclutamiento para conseguir sus “soldados suicidas”.

Los servicios de inteligencia europeos han tratado de elaborar el perfil del terrorista islámico. Pero tras años de esfuerzos numerosos expertos han concluido que no existe el “terrorista típico”. Es imposible distinguir la depresión que padecen cientos de miles de la de aquellos proclives al martirio terrorista. La gama de personas que, por razones diversas, confluyen en organizaciones dogmáticas que emplean tácticas terroristas de combate es muy variada. Los hay con muy distintas personalidades: extrovertidos, exitosos y populares entre sus pares. Así como están los que presentan las características opuestas. En otras palabras no se han detectado “desórdenes de carácter siquiátricos” particulares en las personas observadas. Algunos estudios en Alemania han establecido, sin embargo, que ciertos factores sociales gravitan entre los hijos de inmigrantes de países islámicos. O quizás sería más exacto decir que estos jóvenes, al igual que el resto de su grupo etario, pueden mostrar aburrimiento, un grado de beligerancia y cierto narcisismo. Los mismos sentimientos se aprecian entre jóvenes nacidos en especial en la ex República Democrática Alemana. Allí algunos canalizan su malestar a través organizaciones neo nazis. En todo caso entre los jóvenes musulmanes, muy pocos en relación al conjunto de la comunidad, buscan respuesta a sus inquietudes en el Islam.

En Estados Unidos John Horgan, director del Centro de Estudios sobre el Terrorismo y la Seguridad de la Universidad de Massachusetts Lowell, señala que ha estudiado “por cuatro décadas quienes llegan a ser terroristas y por qué” y no ha logrado establecer un perfil. Baste con señalar que los dos últimos casos de ataques, con resultado de muerte,  contra  policías fueron ejecutados por  afroamericanos que sirvieron en las fuerzas armadas estadounidenses.

La racha del terror

En el último mes un tunecino en Niza embistió un camión contra una masa de personas que celebraban el  14 de julio, día  de La Bastilla que conmemora el derrumbe del viejo régimen monárquico galo. Cuatro días más tarde, en Alemania,  un joven afgano hirió con un hacha a cinco pasajeros a bordo  de un tren.  El 22 de julio en Múnich un germano iraní dio muerte a nueve personas. En este caso no hubo conexión con el yihadismo. El 24 de julio un asilado sirio  en Reutlingen asesinó con machete a una mujer y dejó a otros dos heridos. El mismo día otro refugiado sirio, cuya petición para asentarse en Alemania fue rechazada, se voló en el pueblo Bávaro de Ansbach hiriendo a una docena de personas. El 26 de julio dos yihadistas ingresaron a una iglesia en el norte de Francia, en Saint-Etienne-du-Rouvray, un suburbio de Rouen, y degollaron a un sacerdote católico.

Cecil, el león que “mató” inmigrantes.

August 6, 2015 Comments off

Es un decir en periodismo que una noticia mata a otra. Un escándalo acaparará titulares hasta la llegada del siguiente que lo “mata”. Las audiencias adoran las historias de animales. El caso del león Cecil, muerto de un flechazo por un cazador estadounidense en Zimbabue, captó el interés público en asuntos mundiales. La indignación recordó el repudio suscitado por el monarca español Juan Carlos I que abatió un elefante.

Sobre Cecil se supo tenía un hermano llamado Jericó y también seis cachorros. Se temió sobre la suerte de esta parentela huérfana de su protector. Ahora se sabe que Jericó cuida de las crías. Buena noticia, además que toda la batahola ahuyentará a nuevos aventureros en busca de trofeos de caza.

Todo ello ocurre mientras miles inmigrantes árabes y africanos tratan de arribar a Europa. En lo que va corrido del año han muerto unas dos mil personas ahogadas en el Mediterráneo. Noche tras noche cientos de jóvenes buscan ingresar desde Calais, en Francia, a Gran Bretaña a través del Eurotúnel. David Cameron, el Primer Ministro británico, aludió a los millares, quizás unos tres mil aspirantes a asilo,  como un “enjambre” que amenazaba el país. La derecha populista inglesa exige el despacho del ejército para proteger las fronteras.

De lo que se sabe un gran número de los que pretenden entrar a Inglaterra son refugiados que huyeron de sus países en guerra. 20 por ciento proviene de Siria. Sus vidas corrían peligro en sus países natales. Pero a diferencia de Cecil poco se sabe de sus familias. Pero es claro que desesperadamente necesitan trabajo. Hoy los puestos escasean en Francia y en la Europa austral. Las posibilidades de empleo son mejores en el Reino Unido. Los alienta la esperanza, como a cientos de miles de migrantes latinoamericanos, de tener un ingreso que les permita enviar remesas a sus seres queridos. Con suerte amasar un pequeño capital para algún día, cuando las condiciones lo permitan, volver a sus terruños. Estos inmigrantes, como lo muestran varios estudios, son un aporte neto a la economía que requiere mano de obra joven no calificada. Pese a ello un sector de la prensa los presenta como una carga para los servicios sociales Londres estudia una ley que penará con cinco años de cárcel a quien arriende una vivienda a personas que están sin sus documentos de inmigración en regla. Una encuesta mostró que 80 por ciento de los británicos es partidario de endurecer las leyes migratorias y las que permiten la entrega de beneficios sociales. En todo caso un número mucho mayor de inmigrantes prefiere Alemania y Suecia.

La bomba demográfica

El ritmo de crecimiento de la población europea y africana es dispar: en África se cuentan nueve niños menores de diez años por cada persona de la tercera edad. En Europa, la población de menos de diez años es idéntica a la de mayores de sesenta. En África la tasa de natalidad es de seis hijos por mujer contra 1,5 en Europa. En cuanto a los migrantes, la población clave es la que tiene entre 15 y 24 años. En 1960 había 52 millones de africanos en esta franja, en 1980 eran 91 millones, y el 2000 eran 170 millones, se estima que para el 2025 serán 275 millones.

Auge de la islamofobia

January 8, 2015 Comments off

Una serie de masivas marchas contra la inmigración  han tenido lugar en varias ciudades alemanas. La más importante fue Dresde, situada en territorio de la desaparecida República Democrática Alemana, que convocó a 18 mil personas.  La manifestación fue convocada por una  organización fundada recién en octubre de 2014 llamada Europeos Patriotas contra la Islamización  de Occidente (Pegida,  por su acrónimo alemán). En realidad se trata de un amplio frente que convoca desde neo nazis,  hooligans, barras bravas y ciudadanos animados por  la xenofobia. Las autoridades y amplios sectores de la sociedad alemana  han condenado, en forma inequívoca,  las expresiones de intolerancia y odiosidad étnica y religiosa. Pese a que los que desfilan son poco muchos analistas temen que cuentan con un respaldo preocupante en la población.   El año pasado se registraron más 200 ataques contra hogares que albergan inmigrantes que buscan asilo.  Una encuesta reciente mostró que uno de cada ocho consultados  participaría en una manifestación anti islámica si ella tuviera lugar en su ciudad.

La xenofobia en el estado Sajonia, cuya capital es  Dresde, es llamativa pues es una de las regiones  con una muy baja cantidad de inmigrantes y aún menos musulmanes. Apenas 2,5 por ciento de la población es extranjera comparado con el 13,5 por ciento de Berlín. Un estudio mostró que los musulmanes que tienen un potencial para un proselitismo  islamizador no pasan del 0,1 por ciento. En esas condiciones es absurda  una retórica que dice temer a la  pérdida de identidad nacional. El prejuicio  y el resentimiento social asoman en opiniones que denuncian el abuso de los servicios sociales. En las manifestaciones se recogieron estos juicios: una anciana expresaba que mientras ella no tenía un teléfono de última generación los refugiados si cuentan con ellos. Un hombre declaraba que no desea que llegue el día en que su nieta deba usar el velo islámico. Otro opinaba que los refugiados simplemente deben marcharse a los ricos  países árabes.

La naturaleza del prejuicio es así,  florece con más fuerza en los lugares donde hay menor presencia del objeto del odio. La fértil imaginación demoniza a grupos sociales desposeídos en desesperada búsqueda de ayuda. El rechazo a los musulmanes apenas esconde el tradicional antisemitismo que aún persiste.  Con  razón el alemán August Bebel sentenció que “el antisemitismo es el socialismo de los idiotas”. Los calificó así porque en nada la persecución de los judíos alteraba al sistema capitalista.  Era simplemente atacar a sector de la población convertida en chivo expiatorio. Tras la islamofobia  hay un patriotismo superficial que encubre y añora una supremacía étnica que condujo a los más profundos abismos de la crueldad.

Alemania primera receptora de refugiados

Alemania es el país que recibe el mayor número de refugiados en Europa. En el 2013 tuvo 125.000 solicitudes, en segundo lugar figuró Francia con 63.000 y Suecia  la siguió con 57.000.  En el mismo año  46.960 de los solicitantes  eran sirios que huyen de la guerra civil que desde hace cuatro años consume al país. Le seguían  los rusos con 35.140 personas y los afganos con 21.320. El tema migratorio figura muy alto en el debate político de la mayoría de los estados europeos.

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¿Qué hiciste durante la guerra papá?

March 15, 2013 Comments off

En la Europa de post guerra una pregunta recurrente, de la nueva generación a sus progenitores, fue qué papel jugaron en el conflicto. ¿Tuvieron sus padres el coraje de luchar por sus convicciones? Y si lo hizo cómo salieron de semejante desafío. Claro, las respuestas eran muy diferentes en cada bando. La historia es escrita por los vencedores. De manera que un mismo acto es visto como heroico en el campo ganador y como oprobioso entre los derrotados. Así, en Alemania la tónica fue el silencio de los perdedores que optaron por ocultar a sus hijos lo ocurrido. Más aún cuando se revelaron las atrocidades cometidas por los ejércitos hitlerianos. En el bando aliado los hechos de armas fueron exaltados e incluso brutales bombardeos fueron glorificados en el cine.
Frente a los grandes conflictos no hay neutralidad. De una manera u otra se está con una de las partes. Como se sabe el silencio concede. En Argentina vivió en la década de los 70 lo que los militares llamaron, muy aptamente, una “guerra sucia” o lo que también se conoció como una campaña de exterminio sin Dios ni ley. Sin Dios porque la dictadura no supo de piedad o humanidad alguna con las decenas de miles de víctimas. No en combate como se podría pensar al hablar de “guerra”. El derecho humanitario establece que “sólo se puede matar al soldado que puede matar”. La absoluta mayoría murió en salas de tortura o “desaparecieron” tras ser secuestrados. Sin ley porque el proceder castrense no respeto ninguna normatividad legal.
Ante la tragedia vivida los hijos y nietos preguntan a sus mayores qué hicieron en aquel período oscuro. Hoy la pregunta es dirigida al papa. Qué responsabilidad le cabe en el arresto de dos sacerdotes jesuitas. Uno de ellos Orlando Yorio acusó Jorge Mario Bergoglio de haberlo entregado al restarle el apoyo de la Iglesia. Hecho que los escuadrones de la muerte militares interpretaron como la luz verde para secuestrar a los promotores de la teología de la liberación. Ambos fueron llevados a la ESMA, centro de torturas de la armada, donde padecieron tormentos y permanecieron desaparecidos por cinco meses. Al ser liberados abandonaron el país.

La pregunta ¿qué hiciste papa durante la guerra? está en el aire. También Joseph Ratzinger debió explicar porque vistió el uniforme de la Alemania nazi. En el caso Francisco I habrá tiempo para investigar a fondo si le cupo alguna responsabilidad en los crímenes de la “guerra sucia” o si mantuvo un silencio cómplice. Es una prueba de blancura ineludible.